Localización : Casa de la Cultura
La producción canadiense nos ubica en un diminuto pueblo que antaño subsistía de la pesca y que hoy sobrevive gracias a la cobertura social. Allí vive un puñado de personajes cuyo sueño es el de la fábrica propia. Para ello necesitan cumplir una serie de requisitos. Entre ellos, el de tener un médico residente en la isla. Así el pueblo entero se pone en marcha para conseguir un doctor citadino y, tras ello, montar toda una puesta en escena para que se enamore perdidamente del lugar y decida quedarse por los siglos de los siglos.
La gran seducción revisita un subgénero que el cine norteamericano independiente se ha cansado de trajinar. Y lo hace torpemente, echando mano de todos y cada uno de los clisés que alguna vez se creyeron superados. Aquí se retoma con clima de comedia las dificultades de una pequeña comunidad isleña olvidada. Sus habitantes, su geografía, su historia; elementos que interactúan para poner en marcha una galería pletórica de sensiblería, bajo una mirada que no podría ser más retrógrada.