La vida de los vecinos de la calle Gumersindo Sinfín transcurre con el stress habitual: prisas, carreras, ruidos, falta de contacto…, hasta que se dan cuenta de que tienen algo en común: ¡todos tienen roja la nariz!
Entonces deciden vivir la vida como si fuera el último día.
Eso será el principio de una gran amistad y de un fluido intercambio de favores. Aparece el espíritu solidario, la educación, el civismo, el afecto, la alegría…
Todos colaboran para ver cumplidos sus mejores deseos, para realizar los sueños incumplidos y compartirlos con los demás.
La frescura de los sentimientos que transmite el espectáculo –de una hora de duración-transporta al espectador a un mundo de valores y emociones en el que la música y el texto son el adecuado envoltorio para un sutil mensaje: “¿tengo roja la nariz?” significa: ¿seguimos siendo niños?, ¿disfrutamos de la vida con alegría ?…